Es una especie muy abundante desde hace 200 o 300 años, que empezó a disminuir rápidamente durante la segunda mitad del siglo XIX, siendo actualmente un animal muy escaso a lo largo de toda su área de distribución. Es objeto de una presión humana muy intensa, que no ha variado desde épocas coloniales.
En Venezuela la tendencia hacia la disminución del tamaño poblacional se mantiene, a pesar de los esfuerzos que se realizan para su protección. La creación de áreas protegidas no garantiza su conservación, ya que son animales migratorios cuyos hábitats de alimentación y reproducción difieren.
Las tortugas arrau se desplazan a grandes distancias a medida que el nivel de los ríos varía, como consecuencia de las fluctuaciones anuales cíclicas en la precipitación. Su extinción a corto plazo es probable, a menos que se tomen medidas enérgicas para evitarlo.
A nivel internacional esta tortuga es considerada una especie en Peligro de extinción. Su hábitat natural es el Parque Nacional Santos Luzardo.
Sin embargo, desde hace unos años se han estado implementando programas a fin de preservar esta especie, por lo que hoy en día pueden encontrarse en diversos lugares como la Estación Experimental Amazonas, el Hato San Francisco y la Agropecuaria Puerto Miranda, zonas donde se desarrollan planes para conservar la especie.
Lisbel Rendón
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