¡¡¡Prevee!!!
Jessica Romandini
Jessica Romandini
Existe una enfermedad muy común en los perros mejor conocida como el moquillo canino, q ataca frecuentemente a jóvenes que no están vacunados y a los más viejos que no se han reforzado.
Este mal es de fácil transmisión y resulta muy complicado debido a la infección secundaria severa que genera. Los síntomas más comunes son ojos rojos y moqueo. Al principio parece que los perros tuvieran únicamente frío, pero a medida que transcurre el tiempo, la enfermedad empeora, sumándose la falta de apetito, el vómito, la diarrea y los desórdenes respiratorios y nerviosismo.
El moquillo es un virus del tipo ARN (ácido ribonucleico, que se usa como material genético, por ejemplo, el virus de la Hepatitis B es clasificado como virus ARN), cuyo contagio puede darse por inhalación a través de la nariz y la garganta, llegando atacar los nodos linfáticos, así como por el contacto físico. También puede ser transportado en la ropa y zapatos.
En los casos más leves el perro sólo parece perder temporalmente el apetito y tener algo de fiebre, una pequeña mucosidad en la nariz y los ojos, algo de tos y una diarrea discreta, como estos síntomas también cursan con otras enfermedades se hace difícil el diagnóstico temprano del moquillo.
En los cachorros es muy común que aparezcan pústulas de la piel del vientre llenas de pus; si enferman mientras están cambiando los dientes y sobreviven, tendrán puntos o manchas permanentes en la dentición definitiva.
Es muy importante tener en cuenta que una vez que el virus aparece no hay un medicamento conocido que la destruya, sólo se pueden tratar las enfermedades secundarias que florecen como consecuencia del moquillo. Suplemento de antibióticos para los males respiratorios y el suministro de líquidos para la diarrea, son una de las pocas cosas que se pueden implementar para sobrellevar este diagnostico.
Desafortunadamente entre el 50 y el 80% de los pperros infectados mueren, según el Dr. José Marín los poco caninos que logran sobrevivir tendrán daños permanentes en su sistema nervioso o sufrirán de algún tipoo de parálisi el resto de sus vidas. "Algunos perros parecen recuperarse pero al poco tiempo recaen. una mejoría total tarda más de dos meses, donde el animal excreta el virus activo (contagia a otros animales), una vez curado no será más un transmisor” afirmó.
Se debe recalcar que como no existe un tratamiento para este virus, es importante la prevención como una prioridad de salud.
La vacuna debe aplicarse entre las seis y ocho semanas de edad y colocar dos dosis subsiguientes cada 15 a 21 días y debe ser siempre aplicada por un Médico Veterinario, sin excepción, debido a que el animal será expuesto a una serie de exámenes antes de la vacunación para determinar si está completamente sano; este punto es trascendental porque si tiene las defensas bajas, está enfermo o sufre de parásitos y se inyecta, es posible que contraiga la enfermedad de la que estamos tratando de evitar, resultando verídico el dicho de que “es peor el remedio que la enfermedad”.
El Dr. Marín también comenta que la vacuna es un medicamento que tiene unas condiciones estrictas de conservación y almacenamiento, que de no cumplirse, pueden inactivar sus propiedades haciendo inútil la aplicación de la misma y por ende dejando a su perro totalmente desprotegido ante la enfermedad.
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