Jessica Romandini
Debido a su carácter salvaje y silvestre no son demasiado cariñosas y a pesar de su aspecto simpático y gracioso, las ardillas no son recomendables como animales de compañía, debido a que sus incisivos pueden crecer demasiado cuando viven en cautiverio, lo que puede llegar a provocarles la muerte. Además, si se sientes atacadas muerden y pueden transmitir enfermedades.
A pesar de las variantes, hay personas que aman lo poco común y prefieren tener animales exóticos como mascotas, sin importar el riesgo o lo difícil de atender. En este caso es aconsejable preparar una jaula grande y amplia hecha de ramas de árboles; se pueden colocar en multitud para que no se sientan solas y así se puede observar cómo se relacionan unas con otras; sin embargo, y bastante contradictorio, es que serán más propensas a ser domesticadas si no tienen otras acompañantes en su jaula.
A la hora de vigilar las enfermedades, es un poco difícil debido a su carácter inquieto. Cuanto más conozcamos a nuestra ardilla, mejor sabremos si le puede pasar algo. Si el animal tiene confianza en nosotros será más fácil que de deje inspeccionar.
Las ardillas que encontramos en las tiendas de animales están criadas en cautividad ya que las silvestres, autóctonas de nuestros bosques, están protegidas y no se pueden tener en casa. La raza más común es la ardilla coreana.
Si cuando compramos la ardilla, ésta es joven, podremos llegar a domesticarla. Podemos interactuar con ella siendo cuidadosos con nuestros gestos. Podemos sacarla de su jaula en una habitación pequeña, sin muebles ni sitios donde esconderse.
Las ardillas son muy ágiles y rápidas y si no quiere volver a entrar en su jaula, será tarea difícil atraparla. Además, debemos protegernos las manos con guantes ya que si las cogemos mal pueden mordernos.
Si la ardilla tiene menos de un mes y la seguimos alimentando con biberón, será más fácil que confíe en nosotros. De todas formas, se recomienda adquirir ardillas con más de un mes de vida, que esté fuerte y sana, aunque esto requiera algo más de paciencia para conseguir su amistad.
La alimentación de las ardillas se basa en frutas, flores, bellotas, nueces y semillas varias que suelen almacenar en sus madrigueras para cuando llega el invierno. Completan su dieta con insectos y arañas.
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