Jessica Romandini
La ardilla es una especie muy antigua. Se han encontrado restos fósiles entre los 20 y 30 millones de años de edad. Hoy en día, las ardillas habitan en los cinco continentes. En España por ejemplo, se pueden encontrar ejemplares de dos especies, la ardilla roja y la moruna.
La ardilla roja es un animal muy sociable y simpático. Es habitual verla en parques o jardines. Lleva bastante bien la presencia humana y puede aceptar alimentos de las personas.
Sin embardo, cuando vive en los bosques y no está acostumbrada a las personas, huye al menor ruido o movimiento. Una vez a salvo, su curiosidad hará que mire lo que ha provocado su huida.
Las ardillas son animales sumamente rápido y ágiles. Esto es debido a las uñas que tiene en sus dedos, que permiten una buena sujeción a los árboles. Al descender de un árbol, siempre lo hace cabeza abajo.
La movilidad que tiene en sus patas delanteras le permite sujetar y pelar los alimentos con gran facilidad.
Las ardillas necesitan vivir cerca de lugares con presencia de continua de agua como pueden ser los ríos, manantiales, arroyos, entre otros, debido a que el agua es un factor que condiciona su existencia como especie.
Para estos animalitos sus nidos son de suma importancia, por lo que construyen más de uno dentro del territorio habitado y suelen medir entre 200 y 300 metros. Los machos delimitan esos territorios mediante la orina y otras marcas. El nido principal es el que utiliza la hembra para dar a luz a sus crías y el resto para descansar, como refugio o como almacén de alimentos.
Estos pequeñines de la naturaleza, son activos durante todo el año, por lo que no hiberna, si no que disminuyen su actividad y se refugian en sus nidos cuando llegan los días más fríos o más calurosos.
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